lunes, 30 de noviembre de 2015

La funa anexo cap VIII

VERLOS (imaginar aquella escena en casa de Naum) sólo confirma mi tesis de que el ser humano es un ser aberrante, imperfecto y débil de espíritu, y que nos pasamos la vida tratando de negarnoslo,  pretendiendo ser puros, espirituales, inmaculados, como se nos ha enseñado,  a imagen y semejanza ni más ni menos que del mismísimo dios.  Cuanta mentira por cierto.

No les convence, lo sé, les parezco retorcido y enfermo ¿no es verdad? Pero díganme ustedes, ¿cuanta maldad no hay en la vida del ser humano? Si solo se tomaran unos minutos para pensar la historia que se nos ha enseñado, ¿no se darían cuenta acaso, de que no son más que hechos terribles enunciados de forma gloriosa? o acaso ¿no se mató,  violó y torturó en las guerras y conquistas?

Si solo reflexionaramos a cerca de las noticias con las que se nos informa a diario, ¿no bastarían segundos para concluir que es maldad pura?  y luego nos juntamos, cenamos y  jugamos a mostrarnos cuán felices somos con la vida que hemos logrado conseguir. Y si me lo permiten, puedo ir aun más lejos. Díganme ustedes ¿por que percibimos como "de poco peso" las noticias que no contienen violencia? ¿Por que todos y cada uno, habremos caído alguna vez en la tentación del morbo de ver imágenes o videos aberrantes en los que se mata o se tortura a alguien? o simplemente ¿por que algunos de mis pasajes les han de sonar tan familiares? y si aun siguen ahí ¿siendo yo un ser repugnante, como es que han llegado a leer hasta acá? ¿No existe tal vez la infinitamente pequeña posibilidad de que haya un pequeño yo en cada uno de ustedes?

Comprenderé plenamente si ahora mismo su intención es arrancar estas páginas y dedicar su tiempo a algo más "constructivo" como seguir cinco o seis temporadas de alguna serie u ojear una vez más alguna red social y enterarse de lo "feliz" que se siente Pedro, Juan o Diego. Lo sé, he caído de nuevo en el sarcasmo. (me cuesta no llegar a eso) Iba a que este mismo sentimiento autodestructivo es el que me atormenta a mi, día tras día, pero finalmente no puedo, ni quiero safar de él.

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