V.
Una noche encontré a Carla hablando de la separación de una de sus amigas a raíz de la infidelidad in fragante del marido.
Fui un hipócrita. Le dije que la infidelidad es, antes que todo un engaño a uno mismo y que ese hombre, que de seguro tampoco lo estaba pasando tan bien, debió haberse replanteado su relación antes de cometer adulterio. Que tal vez, habrían de separarse igual, pero que seguramente habría sido todo menos doloroso. Que patraña tan elaborada. Ahora mismo he sentido orgullo de mi labia.
-entonces ¿tu me lo vas a decir cuando ya no me quieras? Preguntó ella más calmada escrutando mis ojos para asegurar la verdad. (Puedo mentirle y mirarla a los ojos sin problema, creo que éste es otro cliché barato de la sociedad moderna, la gente miente mirando a los ojos, todos los días)
Sin contar las veces en las que pagué por sexo, en siete años, a Carla le fui infiel con unas sesenta o setenta mujeres distintas (es posible que este alardeando, hay cierto placer en ésto, aun así, no debieron ser menos de diez o quince). Algunas de ellas ( creo haber hablado de esto) ni siquiera fueron de mi gusto. ¿por que lo hice? Porque podía hacerlo, porque tenía ganas, por que siente placer, ¡por dios! como dios habría de crear el placer sin imaginar que íbamos a intentar obtenerlo en las cantidades que nos fuese posible. Yo nunca estuve para esclarecer tan absurda negación de privarselo viniendo de uno mismo, me estuvo a la mano y lo tomé y no me arrepiento. Creo no haber caído más abajo que un alcohólico o un drogadicto. Y por la culpa. La bendita culpa, que cada vez me erosionaba menos (esto si podría ser una adicción). Creo que, de todo lo que detesto de mi, esta es de las cosas que me dieron mayor satisfacción.
-si cielo, te lo diré primero que a nadie.
No, por supuesto no, creo que las relaciones humanas son tanto más complejas que un "te diré cuando ya no te quiera", es mas, tal vez nadie lo diga nunca, tal vez sería más honesto decir, (y aquí es donde re flota de nuevo mi parte científica) he elaborado un sencillo listado de frases más honestas a las que se podría apelar en momentos como el de el planteado. "Cuando ya no te quiera yo:"
-haré un boicot silencioso a la relación hasta que se te haga tan repudiable, que tu también quieras terminarla. (Mi experiencia anterior. Es un pésimo método, no lo recomiendo a nadie)
- buscare serte infiel con alguna de tus amigas (éste no es tan malo. Siempre hubo alguna amiga guapa y más simpática que me dejó con la sensación de haber elegido con demasiada premura)
-fingire ser homosexual y haber decidido de pronto comunicarlo al mundo (sólo en las películas)
Momento, sé que estarán pensando -para que pagar por sexo si se puede seducir a alguien para obtenerlo. Y la reflexión siguiente es: -seguro no es así tan como lo cuenta. (Tan seductor me refiero) bueno les diré algo. Es distinto.
Primero, en el sexo pagado no hace falta una conversación ni un trago. No hay que bajarse a abrir la puerta del automóvil ni llevar a cenar. No se necesita decir palabras protocolares ni llevar flores. No hay que prometer nada, se paga en reemplazo de todo.
Segundo, no existe nesecidad de procurar placer a nadie más que a uno mismo, el de ella se compra y mientras más alto sea el precio, más placer será el que finja sentir.
Tercero, tampoco se necesita llamar para decir que se ha llegado bien a casa, ni se corre el riesgo de que lo vayan a llamar a uno en un momento poco oportuno, la relación se acaba al cerrar la puerta.
Si no fuera tan mal visto, yo lo contaría e incluso lo recomendaría a varios de los arribistas que frecuento. Pero que digo, estoy seguro que más de alguno ya piensa y actúa como yo.
Hubo una vez en la que si conversé largo rato con una chica colombiana. Creo que hubo química. Me dejo pensando, en que tanto más auténtica era su vida que la que pretendo llevar yo, llena de apariencias y mentiras. No me refiero a las mentiras que digo a Carla, si no a las que me constituyen en lo que proyecto de mi, incluso frente al espejo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario