martes, 24 de noviembre de 2015

La funa VII.

VII.

HABLARÉ del crimen hipotético más tarde. Mi bajeza una vez más, me permite mantener el suspenso. No es fácil escribir sobre algo sin pretender que alguien lo lea más tarde. Ya di antes indicios, no me importa lo que de mi se  piense ahora.

No, No puedo ahora  pensar más que en el crimen que me obsesiona.

Confieso que hay lapsos de tiempo en los que repaso a diario la rutina de Naum. En ocasiones agrego variantes como salidas con amigos o idas al cine, incluso imagino las películas que ve (conozco de cerca sus gustos) y luego las veo también para imaginar con mayor precisión.  Una noche como muchas, después de que terminara mi trabajo, imaginé una cena con amigos (no me resulta difícil, los tenemos en común).

Naum llega a su casa y saluda tiernamente a su mujer y a su pequeña (besa la frente de esta última) su mujer ha preparado la cena y minutos mas tarde suena el timbre.

mi ejercicio también incluye imaginar lo que él piensa. Para evitar confusión lo pondré en modo de paréntesis

(Naum: cena preparada, mantel largo, ¡dios! ( es profundamente creyente) ¡que día es hoy!)
-¿esperabas a alguien? Dice él
-Teresa y Felipe con sus respectivos,  les dije que vinieran a cenar, no te molesta ¿cierto?
(¿a cenar? ¿un martes? ¿ese pedante? )
-no, para nada, pero me hubieses dicho  para ayudarte en algo
( Uf que agotador ¿será preciso que esté presente?pero ¿y ese pedante un martes?)
-no quise importunarte,  tengo de todo. Dice ella mientras abre la puerta.

Al cabo de un rato, los seis se han sentado a la mesa, ella sirve la cena y conversan sobre distintos tópicos.  Primero el trabajo, las amistades en común, el último viaje y luego sobre un huerto en el que la guapa de  Teresa (aquí pongo algo de mi cosecha, no obstante es por que estoy seguro de que Naum también la desea),  cultiva en su balcón y desde donde cosechan especias con las que luego cocina junto a ese tal Mario. Las tres parejas parecen más afiatados que nunca, como si compitieran por la cantidad de amor que se profesan el uno al otro, por la complicidad. Sobre todo Teresa y ese (Mario), aparentan ser inmensamente cómplices, inmensamente  afiatados, inmensamente felices juntos y lo que es peor, que esa felicidad es permanente,  absoluta,  ininterrumpida,  no lo dicen (decirlo no lo haría más creíble) pero sé siente al verlos y yo se que mienten en su apariencia idílica de felicidad.

Y de pronto me invaden incertidumbres y ya no estoy tan seguro de mi verdad.  ¿es posible tal cosa? ¿es posible tal felicidad? ¿acaso Naum se abstuvo de mirar el escote de Teresa  cuando ésta se inclino sobre la mesa para alcanzar la ensalada? ¿acaso no paso por su mente retorcida la ínfima posibilidad de que ella no lo hubiese hecho a propósito para que él mirara? ¿sería posible tal negación de la naturaleza humana? ¿a que costo? Admito cierta envidia (ahora propia) por que, es cierto, yo también podría llegar a casa, besar a Carla, a mi hija e invitar gente a comer. A algunos de la sociedad, a alguna amiga de Carla, la Hensenn o Hansenn y que viniera con su marido, o al propio Naum con su esposa, y tener una velada espléndida, hablar de cosas moralmente apropiadas, hablar de viajes, de amigos, de trabajo e irradiar felicidad dando una imagen de pareja perfecta, exitosa,  no lo niego, me dan ganas de intentarlo, pero ¿cuanto en mi sería real? ¿Cuanto podría aguantar sin pensar y llevar a cabo alguna de las barbaridades  que se me ocurren a diario? Más aun,  ¿cuanto hay de barbarie en esa gente exitosa, compuesta, modelada por una sociedad, por la moral y las buenas costumbres, por el sentido común?.

Son estos los momentos en los que me siento más enfermo, pero, conozco de cerca que es lo que harían conmigo (ya lo dije antes, lo de los psicofarmacos) y tampoco lo veo como una solución ¿que hago entonces sino llevar una doble vida?

Se como hacer disipar mis dudas y voy a compartirlo a precio de vender a un familiar. (Aunque como hice antes, podría cambiar roles y ya nadie sabría de quien estoy hablando)

Tengo una Prima, casada, un hijo de once años. Vive con ellos además, un familiar, el padre de ella. La madre murió hace poco tiempo y a partir de eso, el padre de ella (mi tío) viene con un deterioro cognitivo importante. El marido de mi prima, que para estos efectos llamaremos Charles (juro por dios que me detuve aquí tratando de pensar en otro nombre pero me fue imposible) no pudo lograr nunca una estabilidad laboral  lo suficientemente sólida como para financiar la vida que aparentan llevar. Tienen dos autos caros, el hijo de once en colegio bilingüe, ella paga año corrido en el gimnasio Balthus y él juega golf dos veces por semana. Conozco a la familia desde adentro, conmigo tienen más confianza y se muestran sin ocultar nada.

La relación entre ellos siempre ha sido algo tirante, una lucha constante por quien hace uso de más autoridad.

Últimamente y producto de la demencia senil de mi tío (al que llamaremos Juan),  y de la inestabilidad económica de Charles,  las cosas han andado bastante más tensas. De las cuatro personas que componen ese grupo, las dos menos protegidas son el tío juan y el hijo de once, que producto del estrés constante en el que se ha transformado la vida, por  querer financiar un estilo, para el que no les alcanza, son ambos víctimas de malos tratos en forma constante (no físicos). Además de eso, Charles tiene ahora último una actitud cada vez más retraída y mi prima que actualmente tiene cuarenta, ha adquirido un temblor esencial en su cuello (como diciendo "no") en forma constante, a lo que los medicamentos no han podido dar solución.

Hacen unos meses, mi prima y Charles estuvieron de aniversario, celebraron diez años de matrimonio y trece juntos.

Tuve la oportunidad de asistir a tal celebración, en la que incluso se leyeron discursos y se renovaron votos. Pude percibir la mirada de varias parejas de amigos que los veían con gran admiración y les manifestaron en múltiples oportunidades, el deseo de llegar a ser como ellos.

Con todo y mi psicosis existencial consciente, si de algo estoy completamente seguro, es que ninguno en esa casa lo pasa mejor que yo. A mi no me gustaría ser como alguno de ellos. Sin embargo proyectan una imagen a sus amistades que nada tiene que ver con la realidad, simulan ante todo ser inmensamente felices.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario