sábado, 10 de octubre de 2015

Capítulo 11

Hoy mi buen Lestat me contó de sus desventuras. Me sentí un pésimo mejor amigo por venir recién enterandome de todo lo que le venía pasando ya desde hacía unos seis meses.  Desde que nació la Antonia,  su esposa Laura había dejado de ser esposa, para ser madre y había dejado también de ser mujer para ser madre. -antes me esperaban con comida caliente Martin, ahora tengo suerte si encuentro algún vestigio de días anteriores congelado en la nevera. Pese a lo complejo de su situación, mi buen amigo difícilmente perdía el humor y lejos de transformarme en su pañuelo de lágrimas esa tarde, el viaje estuvo regado de expresiones como  "ver el ojo a la papa" o de "el agua cortada" que no hacían más que esbozarme sonrisas a lo que él respondía con cómplices "no te rías, si es dramático"

Tratándose de que no era la primera crísis por la que atravesaba su matrimonio, a pesar de que sin duda, era esta la más grave, resultaba comprensible que mi amigo incurriera en aficiones como espiar a compañeras de trabajo y cosas por el estilo. A ratos pensé que le habría quedado a él mejor que a mi la historia con Carol, por último sólo conocerla y coquetear para sentirse vigente.

Carol resultó en ser una gran confidente. Esta semana y las dos anteriores volvimos a juntarnos en mi casa  y en un motel que quedaba  de vuelta de su trabajo. Yo le contaba de mis problemas y  desamores con Mariana, ella me escuchaba atenta y me daba uno que otro consejo. Luego era su turno de hablar, yo también escuchaba y le daba mi opinión con franqueza.  Después nos nos hacíamos el amor como quien regala un poco de placer con cariño desinteresado. Durante cinco años creí haber tenido tal cosa con Mariana, pero ahora que tenía donde comparar, sin desmerecer la amistad que estaba formando con la linda Carol, me daba cuenta de que mi historia anterior era mucho más que eso.

Lamenté varias veces que  Carol no me hubiese gustado más. Era una persona de sentimientos transparentes y puros con quien la vida había sido bastante más ingrata que conmigo. Le había tocado desde temprana edad hacerse cargo de si misma, de dos hermanos menores, uno con cierto grado de deficiencia mental, un padre alcohólico y una madre sobrepasada. Hace poco había sido madre y del papá de Tomás no se sabía nada desde el tercer mes de su embarazo. Era una persona buena y se merecía a alguien que de verdad se la jugara por construir algo sólido con ella.

Papel en blanco, lápiz azul y buena luz. Aún cuando yo lo hubiese puesto todo ahí, era obvio que debía ser una señal clara que orientaba mi próximo paso en mi vida.

Santiago, 11 de Octubre de 2015

Querida Mariana...

Tal vez lo de la fecha resultaba demasiado formal, y lo de querida me hacía parecer como de carta antigua, estaba claro que yo la quería y mucho, de hecho era lo que me motivaba a escribirle pero no supe si precisaba partir por ahí.

Oct. 15

Mariana...

Decidí mantener la fecha pero en un formato mucho más moderno

Cómo quisiera decirte...

Aún cuando la idea de una carta, que por cierto, tampoco fue mía sino de Carol, me pareció excelente, me fue imposible redactar algo demasiado distinto a la letra de la canción de "Los Angeles Negros" que había elegido para ambientar ese momento y la carta, que no vale la pena transcribir acá, quedo tan similar a la canción que decidí cambiar mi táctica.

Mi hermana sigue insistiendo en cambiar  mi estado civil al precio que sea. El martes tuve que hablar con ella por que esto ha comenzado a tornarse ofensivo.  Me cuesta entender como ella, siendo mi hermana insiste en verme emparejado y creer que me esta haciendo un favor presentandome con alguien a quien incluso ella no aprobaría como su cuñada. El fin de semana pasado, después de que tuviéramos una conversación en la que yo le contara lo de Mariana, insistió largo rato en que saliéramos los cuatro con su cuñada. El problema era que Cintia, la hermana de Roberto, de quien yo no había escuchado más que pésimas referencias desde que mi hermana la conocía, ahora tenía tres hijos de dos padres distintos y estaba recién separada por lo que a juicio de cualquiera era pésimo partido.

Lo malo de echar a correr rumores, es que uno luego tiene que hacerse cargo. Resultó que los días que siguieron a ese lunes, Sebastian D'Aguirre se dedicó a difundir, o bueno, se lo contó a la sra Gina que para los efectos habría sido lo mismo que darlo por las noticias, lo de las preferencias sexuales de Santini, y Sagredo, que luego del incidente del tren, se había venido sintiendo en su mejor momento, había empezado a mirar de otra forma al argentino. Una vez que logré convencerle de que había sido un invento mío para ocultar una supuesta relación con Mariana,  Sagredo añadió,  -pero como, ¿Mariana no andaba contigo? Eso varios lo sabíamos. Y sorprendido por que lo supiera, tuve que ponerlo al tanto de la historia. Una vez terminado mi relato, añadió a modo de consejo - yo creo Martin que deberías ir con esa otra chica con la que sales, al matrimonio de don Pablo,  por lo que sé,  tanto Santini como la Mariana están invitados y planean ir juntos. Yo lo supe porque hice mis averiguaciones pensando en que podría  haber ido yo con él.

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