La anita compró 17 bidones de agua purificada sin gas, 6 cartones de cigarrillos de los que ella fuma y 4 de los que no le gustan tanto, por que eran los últimos que quedaban. Además de eso, lo esencial, adelanto la compra de fin de mes, a pesar de estar a 17. No era nada que temblara grado 7 dos días antes, aquí eso pasa siempre, a pesar de que, para el moreno Yuslein, oriundo de Cuba y conserje del edificio, era algo completamente nuevo y jamas antes hubo tal oportunidad de dejar salir sus dotes de buen conversador, pues nunca tuvo tal afluencia de vecinos en la conserjeria como esa noche después del temblor. O como Victor, que sin soltar su bajativo de menta frape, se dio el lujo de salir al pasillo y comentar con todo el que vio pasar, lo bien que había resistido el edificio y lo fuerte que se sentían los temblores en el piso 17. Lo que más le preocupaba a la Anita, eran los 3 días festivos que siguen al aniversario patrio, en los que el comercio cierra y no hay posibilidad de realizar compra alguna. En esos días ni la plata sirve, si no hay en que gastarla. Hoy la Anita dormirá temprano. Mañana a primera hora, a eso de las 5, planea ir a llenar los tanques de gasolina de las 2 camionetas, que fue lo único que le faltó por hacer, para estar preparada para los días de desabastecimiento que se nos avecinan.
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