El pelmazo de Pablo D'Aguirre llegó del almuerzo diciendo que el día afuera está "merengue" y no supe que decir. Hay un programa que dan en todos los canales, generalmente después de las noticias, que está plagado de variedades de términos meteorológicos para cada una de las situaciones climáticas posibles, más todas las que podríamos usar en el lenguaje cotidiano normal, pero, "merengue" yo nunca lo había escuchado, quizá es un término que usan los pasteles. Lo peor fue que le pedí que me explicara el concepto de día "merengue" y me dijo -así como término medio. Bueno ese pastel ahora es mi jefe.
Pablo era hijo del primer matrimonio del Sr D'Aguirre. Su padre había tenido la mala idea de compensar todo ese abandono de la separación con la mayor cantidad de posible de cosas. Colegio con cancha sintética, juguetes caros, auto eléctrico (a lo jorge del salto) a los cinco y uno de verdad a los diez y ocho , carrera en universidad privada y un departamento que desde los veintiuno Pablo sólo ocupaba para "eventos" con sus amigos. El resultado, era que a sus veinticuatro, el tipo parecía venir de otro planeta de lo poco aterrizado con la realidad social de su país. Ayer llegó atacado por que, se percató en la mañana al salir de la casa, de la rueda delantera izquierda pinchada de su Volvo V40 y como los del automóvil club, la ultima vez se habían demorado dos horas y media en llegar y nadie más podía prestarle el auto en la casa, se había tenido que venir en taxi y metro. Contó además que no tenía idea que el metro ahora era tan caro y ni de que se llenara tanto en hora punta y de que este país estaba cada vez peor.
Al lado de su hijo, Sebastian D'Aguirre era un ejemplo de persona. Tirano igual, pero al menos, con una idea mucho más elaborada de la realidad de la gente que trabaja para el todos los días. Pablo en cambio era el típico joven merengue abc1, que no tiene tan clara la realidad social del país en el que vive, y de que, lo único que sabe del resto, es que hay gente que le gusta que le regalen todo y eso le carga.
Es curioso como tanto "cariño" entregado de tan mala manera, puede dar por resultado algo tan nefasto.
Para colmo de colmos, el pelmazo que por alguna razón me tiene cierta confianza y ahora me cuenta sus cosas, me ha preguntado dos veces si Mariana es soltera. Dice que la encuentra guapa, pero, que igual como que le complica que viva Santiago centro. Yo, que por cierto, no me voy a dar a la tarea de reformar al joven, ni aun que me paguen una asignación extra, le dije que seguro iba a ser muy complicado y que mejor siguiera con su polola actual que está apunto de ser profesional y es de buena familia.
He intentado un par de veces entablar conversación con Carol, pero no logro pasar del "esta fría la mañana" o "¿hasta que hr le toca hoy día?". Yo no se si va a resultar esta relación. Pensaba que ya por conocer sus horarios y ella mis gustos al desayuno, tendríamos algo de camino andado, pero me doy cuenta de que la cosa no fluye tanto como pensé. Con Mariana es distinto, fuera de la oficina no nos cuesta nada empezar una conversación, lo que a menudo nos resulta difícil es parar de hablar.
El auto se lo había de comprado de oportunidad a una amiga de mi hermanan que se iba de viaje, por insistencia de mi cuñado, que me dijo que no iba a encontrar un auto así por ese precio con tan poco kilometraje. En realidad fue una buena compra. Un suzuki Alto año 2013 con doce mil kilómetros andados, una joya. El que fuera verde agua en realidad no me importaba tanto, puesto que, por tener el tren cerca, lo usaba en contadas ocasiones o para algún acarreo familiar.
Ésta era una buena ocasión para usarlo. Después de enseñarle a Pablo un par de cosas sobre las planillas de fin de mes y preocuparme de que tuviera cierta seguridad para cuadrarlas, le pedí la tarde del jueves a Aguirre con la excusa de que tenía que llevar a mi madre al médico. No me gusta meter a mi mamá, que es una santa, en chivas baratas, pero hace tiempo que Aguirre anda bien difícil con los permisos y no quise arriesgarme a que no me lo diera.
Tres y quince de la tarde y yo figuraba de punto fijo en el servicentro a ver si la veía a Carol. Tenía planeado fingir un encuentro casual y en eso de preguntarle donde iba, podría ofrecer acercarla un poco pues yo me dirigiría hacia algún lugar en esa dirección.
Tres cuarenta y cinco, la chica aún no salía. Es curioso como estas situaciones a la edad que sea, llegan a ponerlo a uno tan nervioso. Me transpiraban las manos y se me secaba la boca. Yo a mis treinta y cinco ya no tenía nada que perder, había descartado la opción del matrimonio y lo de tener hijos no me quitaba el sueño, debía ser un juego de niños, pero nada de eso, ni el acabo de mundo me pareció tan estresante.
Cuatro en punto y ya no aguanté más. Decidí bajar del auto.
Para mi sorpresa, en la caja estaba Daniela, la chica de la tarde y Carol no se veía por ningún lado. Era lógico que ese día no fue, o quizá había tenido algún problema y tuvo que retirarse antes. Tres personas delante mío. Al minuto siguiente, dos mas atrás de mi. Tenía la opción de preguntar por ella, pero iba a salir demasiado poco natural y seguro llamaría la atención del resto del personal, sin contar a los clientes que estaban allí en ese momento. Por preparado que estuviese todo, era obvio que lo mejor era abortar la misión.
-Buenas tardes Sr, bienvenido, ¿en que lo puedo ayudar?
-Hola, buenas tardes, un cortado chico y una media luna. ¿Carol vino hoy?
-¿La de la mañana? Si, pero se fue un poquito antes por que tiene a su chiquitito enfermo.
Hasta aquí dos imprevistos con los que no contaba en absoluto. Suena redundante, lo sé, pero es que de verdad no contaba con que tuviese hijos. Ni hablar del padre del chiquitito.
Una señal clara, no sólo debía abortar la misión, sino que además, descartar de plano una relación con ella. Lo del chiquito no era tan grave. De cierta edad para arriba, es difícil encontrar gente sin hijos, pero ¿el padre? No venía escapando de una situación de tercero para meterme en otra.
-y ¿no sabe usted para que lado vive? le tengo un recado muy importante.
Aquí la situación término de ponerse agria. Yo creo que hacía unos veinte años que no se me ocurría una excusa tan mala. Además a estas alturas ya eran tres detrás mío y habían empezado a prestar atención al diálogo.
-si me espera un momento puedo consultarle a mi jefa, ella sí sabe.
Era obvio que Daniela sabía y lo que ella en realidad quería consultar con la jefa de local, era si podía proporcionarme a mi esa información. Ahora la jefa también estaba al tanto y se iba a preguntar por qué y para qué necesitaba yo ese tipo de datos.
-dice que no sabe, pero que viene mañana.
¡Uf! Al menos no fue tan malo, la jefa podría haberme hecho pasar y haberme interrogado sobre cuál era mi propósito y de que se trataba eso del recado.
Estuve toda esa tarde pensando en que seguro le iban a decir igual, que yo andaba tratando de ubicarla, que le tenía un recado importante y que había dejado un cortado simple y una media luna sin retirar ese día. Lunes y martes siguiente sin desayuno.
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