No soy ningun homofobico. Ya la palabra misma me parece deleznable y prejuiciosa y yo no prejuzgo a nadie que tenga intereses sexuales distintos de los míos, los que escasamente podría llegar a ingerir de una entrevista personal, a menos, claro, que se haga directamente la pregunta, la que, aún cuando necesitara hacerla, la evitaría por todos los medios por el riesgo de que fuese interpretada como sugerente.
La verdad es que no conozco, ni me interesa conocer acerca de las inclinaciones sexuales de mis empleados. La señora Juanita, por ejemplo, podría gustar de tener sexo con animales y ninguno de nosotros habría de sospecharlo. Nada habría entonces de hacerme sospechar de que los razgos femeninos en el modo de Eduardo o el tono alto de su voz o la vestimenta ajustada o el hecho de que use maquillaje sólo perceptible a un ojo entrenado (yo lo escuché de otras personas) o el que siente cruzando las piernas y ponga ambas manos sobre sus rodillas o el que se muerda el labio mientras se mira al espejo que está en el baño (esto sólo lo imaginé, jamás he entrado al baño con él), no, nada de eso puede ni podrá hacerme sospechar de que le gustan los hombres y si le gustan, a mi me trae sin cuidado (evito mirarle a los ojos cuando conversamos, sólo por precaución), a menos claro en el hecho de que le gustase yo (es egocéntrico, lo sé) y aún así, no estaría obligado a corresponderle, por supuesto que no, porque a mi me gustan las mujeres y me gustan mucho, eso lo tengo muy claro.
Se le trata como a cualquier otro empleado, (jamás le he negado un permiso por el terror a que se sienta discriminado) se le habla como a cualquier otro (delante de él, evito las palabras: grande, duro, parado, o cualquier otra que pudiera interpretarse como alusiva al miembro viril masculino) simplemente, es uno más del equipo (cuando tengo que entablar conversaciones con él, lo hago engrosando la voz, exagero ademanes toscos e incluyo gestos como golpes en la espalda o apretones de mano exageradamente fuertes como señas de mi masculinidad)
Eduardo es hijo no sanguíneo de la señora Juanita. El año pasado quedó cesante producto de que a su jefe anterior le pareció imposible lidiar con los rumores sobre su homosexualidad. Apenas nos contó durante un desayuno, con Carla comentamos lo poco evolucionado y prejuicioso del criterio del desgraciado de su jefe anterior, que seguramente era un ser reprimido y lleno de contradicciones y nos pareció que debíamos tomar las cartas en el asunto. Entablamos una querella criminal por discriminación pero el quinto juzgado de Puente Alto desestimó los cargos por falta de pruebas y no tuve más opción que ofrecerle trabajo y así es como lleva ya casi un año trabajando con nosotros.
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