Ha de ser cosa fascinante eso de confesar un crimen. Describir, más que el porqué, porque creo que todos, en absoluto, hemos deseado en algun momento de la vida cometer alguno, sin embargo, el motivo será menester de cada quien, lo que importa es el cómo, el paso a paso, lo que se hizo, lo que se planeó, los imprevistos, lo que se pensó mientras se hacía, y los segundos previos. Como se estuvo a punto de arrepentirse y como se dijo luego para si: "bueno ya he llegando hasta aquí, habrá que seguir adelante". Lo que se pensó después de que todo estuvo hecho, lo definitivo de los actos, de que jamas se vuelve el tiempo atrás, en cómo cambiaría la vida de algunos, (y de la humanidad entera si esto llegara a saberse) a partir de ese preciso instante provocado por uno. De cómo se puede llegar a ser responsable del destino completo de un montón de personas, de cómo se llega, por momentos, al muy anhelado sueño de quedar, a perpetuidad, inscrito en el decurso de la historia. De cómo, generaciones completas después hablarán de uno, del que cambió para siempre la vida de unos pocos y que servirá de ejemplo de lo que jamás debe hacerse para muchos otros. ¡Por Dios!, como me gustaría trascender a mi vida de esta manera, que se escribiese un libro, que hubiese quien indagara sobre mi y escribiese luego una biografía, y que en ella elucubrara intrincadas hipótesis sobre todos los sucesos en mi existencia que llegaron a generar la idea de cometer tales atrocidades. De que luego, algún aventajado en psiquiatría, elaborara una compleja clasificación de patologías mentales, en la que alguna de sus múltiples subramas llevase mi nombre. Por dios, que feliz sería yo, si algo así ocurriese. Me regocija de tal manera pensar en el que luego de algunos años, se leyese tal libro titulado por ejemplo "La Psicología Tras el Crimen de Roberto Naum" y de que alguien llegase a comprender mis motivos, a ponerse en mi lugar y a sentir que bien podría, bajo exactamente las mismas circunstancias haber llegado a hacer exactamente lo mismo. Por que uno puede llegar y leer la biografía de Ghandy o de la madre Teresa o de cualquier ser humano excepcionalmente bueno, pacífico, caritativo y se puede llegar a sentir admiración o simpatía, pero acaso jamás llega uno a ponerse en el lugar y a sentir que se puede llegar a ser aquella persona excepcional. No obstante, bien podría yo apostar mis genitales, a que resulta menos lejana la idea, cuando el hecho en sí, resulta en algo inmoral, bajo o aberrante.
Es cierto, se lo que estarán pensando (debí haber sido mentalista) pero esta vez se los concedo. He llenado treinta páginas de nada, que forma tan eficaz de hacerles perder el tiempo (puedo dejar la modestia a un lado y decir que, en general me resulta fácil hacer todo de forma eficaz, el problema radica en que casi siempre se trató de cosas deliberadamente inútiles).
Me veo en la obligación pues de darle sentido a estos escritos de una vez y por todas.
A escribir.
Por Dios, palabra que es difícil esto cuando no se es Cortazar o Julio Verne.
Es verdaderamente probable que fracase en ésto también. Que manía esta de procurarme mis propias frustraciones.
Ya les he dicho antes, de mi fracaso como esposo, por completo en mi matrimonio y sin que el segundo vaya por mejor camino. (Carla cada vez entiende menos lo que me pasa y sospecho que se avecina una crisis mayor).
Como padre, mi pequeña Martina representa la única esperanza de algún éxito en esta área, pero a menudo me sorprendo cayendo en entregarle las contradicciones más absurdas, como lo del viejo pascuero, el conejo de los huevos de chocolate (los conejos se reproducen por crías vivas y hasta ahora no se ha demostrado relación entre este fenómeno y la resurrección de Cristo) o esa copia grotesca, penosa y carente de sentido (en lo personal, no tengo la más puta idea de lo que celebramos en esa fiesta) que hacemos de haloween en Chile.
Con los otros dos, a pesar de haber hecho lo moralmente correcto, haberles proporcionado una familia, un techo, hasta que fueron capaces de valerse de si mismos, tampoco hay una relación, un lazo, tampoco me cuentan sus cosas, parecieran haber crecido de pronto y hasta hace un tiempo solo se acercaban a mi para pedirme dinero. Ahora que lo ganan, ya ni eso hacen, y cuando he intentado acercarme, no han escatimado en reproches a culpa de lo lejos que estuve antes, por las horas que preferí dedicar al trabajo en vez de a ellos. Y de pronto todo perdió el sentido. Yo que creía, hacía bien en trabajar de sol a sol para que nunca les faltase nada, para que al contrario, hubiese de sobra. Como paga, recibo a cambio reproches por no haber estado presente en los momentos importantes de sus vidas. Su madre que a mi parecer tampoco ahorró esfuerzos por permanecer a mi lado aún cuando nuestra relación se hubiere tornado ya de lo más hostil en el último tiempo, recibe como respuesta la más apremiada obsesión por dejar de vivir con ella como si quisieran huir desesperadamente del nido.
Podría, entonces, para darle un sentido a esto, (ya dijimos que no soy Neruda) seguir hablando de como he gastado buena parte de mi vida en experimentos inútiles y aunque se que a algunos podría llegar a parecer divertido, no me parece que se cumpliría con el objetivo de dar una continuidad coherente a estos escritos.
Podría también, terminar con este absurdo juego misterioso y esclarecer el enigma planteado en un principio a cerca de mi rol en la sociedad y aunque en algún momento pretendo aclararlo y considerando que muchos ya lo sabrán, mi objetivo con ello (con aclarar quien soy), era que ustedes comprendieran lo del odio de la sociedad a gente como yo, y sin embargo, con todo lo que he contado hasta acá, me parece que esto (el lograr que se me odie) ya está bastante resuelto.
Podré contarles sino, a cerca de mis retorcidas fantasías acontecidas de la vida de Naum, pero a pesar de que puedo probar estar en un noventa y ocho por ciento seguro, de que no se alejan en nada o muy poco de la realidad, no dejan de ser fantasías (como me perturba ésto)
Existe ,sin embargo, un hecho que si podría resultarme interesante de contar.
Se de buena fuente que Naum viene desde hace un tiempo frecuentando a una mujer en forma constante. Sé que a diferencia de otras veces en que ha mantenido la reserva, quizá por no ser a su juicio aventuras de suficiente importancia, en esta oportunidad, aunque no lo ha manifestado, ha querido contarme en repetidas oportunidades, como quien de niño vive uno de sus primeros romances que quiere gritar al mundo o bien, por tratarse de un hecho reprobable y conociendo mi opinión al respecto del tema, a pesar de que jamas lo hemos conversado concretamente, ha querido contar con mi venia.
Sin embargo, esta vez, Naum ha cometido una serie de errores que a mi juicio y a decir verdad, a juicio de cualquiera, lo han llevado a ser descubierto in fragante por su mujer, quien le ha dado plazo irrevocable para que deje su hogar y a la familia que hubieren formado juntos.
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