sábado, 29 de agosto de 2015

Pregunta tonta

Cada profesor debe tener como todos su frase típica, pero si hay alguna que con mucha probabilidad debe repetirse, seguro se trata de lo de  "vamos, pregunte nomás, no hay pregunta tonta". Bueno yo creo que puedo rebatirlo.
Una vez en mi anterior trabajo, en el consultorio se acercó a mi oficina Francis,  un caballero de unos 65 años, con acento francés al que un glorioso pasado de deportista y modelo le habían heredado un no despreciable buen estado físico para sus años. Paciente antiguo con el acento que aún conservaba (¿por que será que hay ciertos extranjeros que nunca dejan de serlo gracias a su acento, nosotros en cambio que cruzamos la cordillera un fin de semana y volvemos hablando de vos, sho y el pibe? ¿Será el poco arraigo con nuestra cultura? O quizá nuestro idioma es demasiado neutro, entonces no cuesta nada adaptarlo a otro molde) (esto de los paréntesis cada vez más extensos es un vicio contraproducente por que hace que uno mismo se pierda en la lectura) estábamos en que Francis se acercó a la oficina a pedir cita ya que para la anterior le había sido imposible asistir debido a que había tenido que viajar de imprevisto a Francia al funeral de una tía cercana. Todo esto me lo contó mientras yo buscaba una hora disponible para agendarlo ya que mi secretaria andaba resolviendo menesteres propios fuera de la oficina. A esto había que sumarle que  poco faltaba para la hora de almuerzo y que yo había visto no por primera vez, sentada en la sala de espera, a una chiquilla que llamaba poderosamente mi atención. Eso sin contar que toda mi capacidad neuronal estaba ocupada en buscar un espacio en la agenda donde anotar a Francis. A pesar de estar parado frente a frente  y haber escuchado todo su discurso acompañado incluso de un ademán de tristeza cuando dijo lo de la cercanía de la tía, en mi cabeza y producto de la hora, el hambre y la chiquilla, resonaron sólo "viaje" y "Francia"  y acto seguido, formule lo que podría calificarse indiscutiblemente como una pregunta tonta o a lo menos mala: -¡ah!, que me alegro ¿y como le fue en su viaje? Ahí fue cuando su ademán se acentuó y me respondió con franqueza -mal po ¿como quería que me fuera? Si fui al funeral.

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