jueves, 30 de julio de 2015

Contienda secreta

on Ernesto Laprida no nos hablamos. Nos hemos  ignorado desde siempre. A pesar de conocernos hace años, no hemos concebido para nosotros otra forma de relación.  Hechos infortunados para el en el instituto hicieron que yo me incorporara antes al mundo laboral y tomara el puesto que, como hijo de funcionario, se le había prometido desde que se propuso obtener el título de contador. Seguramente para el, fue motivo suficiente para seguir ignorandome,  y en respuesta a ello,  yo también actúo con franca indiferencia. Curiosamente la vida siempre ha querido juntarnos y ambos  resistimos tercamente.  Desde hace 756 días vivimos en la misma cuadra. Un amigo común me lo comunicó a sabiendas de nuestra enemistad, 14 días  antes de que se mudara frente al edificio donde vivo hacen ya más de 3651 días. Lo ha hecho  claramente en un tono de insolencia y creyendo que provocaría más de algún arrebato, aún que hasta ahora ignora que para mi no ha dejado de ser en extremo placentero.
Cada vez que nuestra jornada termina, nos apresuramos raudos a marcar nuestra salida y comienza una silenciosa carrera a muerte de regreso a casa. Buses, paradas promedio, cuadras caminadas al metro (las que confieso en su mayoría corro) y de ahí las 5 necesarias para alcanzar la meta, cerrar la puerta antes que mi contendor y sentir el placer de la victoria, no sin antes cerciorarme por un resquicio de la puerta, de que su casa aún está vacía. Hoy por 4ta vez en el mes, ha tenido que quedarse hasta mas tarde en su puesto. Yo como oponente honesto, he dejado pasar  discretamente 3  microbuses,   para que no pueda jactarse luego de que me dio ventaja y que por eso le gano. 

viernes, 3 de julio de 2015

Tumor Epidermoide

Empezó como un porotito en la espalda. Un día bañandose se encontraron en la parte alta de su escápula. al cabo de unos meses ya tuvo forma y consistencia. Luego de un año el tamaño fue suficiente como para tener que modificar su ropa de manera poder habitar las 2 la misma prenda. Dijeron que era benigno, que no había de que preocuparse, pero luego el peso fue tanto, que la dotó incluso de una contorsionada forma de caminar. Un día la superó en tamaño, perdió el protagonismo de su ser y paso a ser ella la masa extraña en la parte baja de ese bulto enorme. Poco después el bulto se había apoderado de su trabajo, su familia y sus amigos. Una mañana de abril mientras Joaquin, el bulto, se aseaba, notó que el apéndice de su parte baja ya casi no estaba, era benigno dijeron, no había de que preocuparse.

CooperS

Hoy mientras manejaba camino al lugar donde almuerzo a diario (casa de mi madre),   me adelantó raudo, un pequeño auto color verde britanico. Como buen ex piloto de carreras, competitivo y de mecha corta, acelere a fondo  para tratar de darle alcance, aunque el esfuerzo fue inútil. Se trataba de un Austin mini CooperS bastante más rápido que mi modesto 206 de serie.  Unas cuantas luces rojas más allá sin embargo,  el CooperS bajo su ritmo lo que me permitió detenerme en un semáforo justo detrás del deportivo. En lo que cambia al verde, pude constatar que se trataba de una atractiva conductora de ojos claros. Es curioso como, aun sin que el espejo visto desde atrás, permita ver más que una angosta franja de la cara, mi cerebro tiende siempre a completar el cuadro de la manera más conveniente, pues imaginé durante todo el resto de la persecución (convengamos que compartíamos el resto de la ruta) un rostro de mujer hermosa enmarcando a esos atractivos ojos. Perseguí por un buen rato al veloz CooperS esperando poder mirar como premio al final de la contienda,  a una linda y avezada conductora. Cuando por fin logré darle alcance en un semáforo,  y alinear su ventana con la mía,  para poder echarle un vistazo a la dueña de tan cautivadores luceros,  triste fue la reacción que me hizo voltear la cara y esquivar de súbito tan esperado encuentro. En conjunto con el resto de su aspecto, la conductora del veloz deportivo tenía un rostro muy distinto al que habia imaginado y que sin duda de cualquier otra forma de contacto posible,  no habria llamado en lo mas mínimo mi atención.  Lo digo por si le pasa, no haga tal de arriesgarse como yo, siguiendo un par de ojos lindos, montados sobre un deportivo verde cerca de manquehue, seguro estarán lejos de ser lo que prometen.

Ojo lloroso

En una búsqueda ininterrumpida de los factores que modulan mi inspiración, y claro, en virtud de que mi polola anda de viaje y  compañero de armas  me ha dejado plantado, me he venido montado en 2 ruedas hasta el barrio lastarria, y me he sentado a tomar un café rodeado de extranjeros.
                                 Como antojo antes del café he querido entrar a la videoteca en la que había estado la ultima vez que anduve por allí con mi polola. Lo decidí cuando me iba acercando,  pasar y preguntar por alguna comedia de cine francés con las que, hasta ahora no  hemos tenido malos resultados. Ya dentro de la tienda y después de echar un ojo desinteresado, le he preguntado a  una de las señoras que allí atienden (mayor, italiana, de ojos claros) por alguna comedia de cine francés que me pudiese recomendar. He venido como siempre con lentes de sol, pero como ya es tarde y la oscuridad ha hecho presa de mi paseo, los he dejado como cintillo desde la mitad de mi travesía. Tal parece que, con esta obsesión de usar lentes de sol, mis ojos se han malamente acostumbrado a no recibir un ápice  de viento por delante y como resultado de ello, he llegado al lugar con mis escaleras rojas y lagrimeantes.  El punto es que, al momento de pagar por los dos títulos que me tincaron, ha sobrevenido una agudizacion repentina del lagrimeo y la italiana con la que ya hubiere intercambiado un par de frases en broma a cerca de las películas que me ofrecía, me ha mirado con un sobrecogimiento tal, que varias personas en la tienda, que en ese momento estaba repleta, han posado sobre mi su mirada.  "Pobre bambini", debe haber pensado, "seguro lo dejo la chica con la que ha pasado aquí la semana pasada y destrozado ha venido buscando consuelo en una melancólica cinta francesa" justo cuando yo le preguntaba si no tenia alguna otra de Frédéric Beigbeder,  el mismo director de la película que había comprado tan solo una semana antes. Esa y otras 4 o 5 historias más se debieron haber construido en torno a mi ojo lloroso, que a esas alturas me había obligado a buscar algo con que secar las gotas de lágrimas en mi mejilla. Hasta la voz me salio medio temblorosa y dimensionando todo lo que allí acontecía, y con el ojo derecho que me dolía cada vez que pestañaba, tome mi bolsa y salí de la tienda tan rápido como pude, como quien huye con el corazón partido.

miércoles, 1 de julio de 2015

Marco

AMicrófonos,  techo, paredes, tuberías, lámparas.

Autos, vigilancia, turnos, polarizado, asedio,  ostigamiento. 

Inseguridad,  angustia, estrés,  bruxismo,  ahogo, tensión,  siquiatra, delirio.

Padres, hermanos, desamparo, insomnio, incomodidad, persecución,  políticos,  colusion, acoso.

Paciente género masculino cuarenta y siete años. Estatura 1.70mt Contextura y talla media. Marcha sin alteraciones. Examen físico segmentado sin hallazgos relevantes. Síndrome verboreico severo, delirio de persecución, alteración de la realidad en tiempo y espacio,  trastorno ansioso depresivo. Se resiste a inicio de terapia farmacológica. Se sugiere internar en institución de salud mental.

Viga, salida, desahucio, nudo, altura, valor, asfixia, oscuridad, silencio, quietud. descanso.

Dos días después,  los autos se retiraron, ya no hubo más punto fijo en la esquina, cesaron las llamadas de madrugada y los ternos con lentes oscuros no se han vuelto a  aparecer.