Tal parece que con la llegada de la separación moderna, más elegante y en principio legal, el divorcio, este mismo se ha vuelto cada vez más frecuente y socialmente aceptado. En una era plástica en donde todo se hizo descartable, incluso las relaciones y los compromisos sociales han terminado por adquirir esta connotación. Cada vez son menos frecuentes bodas de bronce, aluminio, menos de plata o de oro. En este sentido tampoco estamos ajenos a la tendencia mundial en donde el promedio de duración del matrimonio es aún menor. Países como Inglaterra, Argentina o Australia tienen promedios de duración que no superan los 15 años. 20 para el caso de chile en la actualidad. ¿Es entonces que el matrimonio como institución ha terminado por entrar en una contradicción absoluta? Algo que por concepto es para toda la vida o "hasta que la muerte nos separe" hoy se hace, en su mayoría, bajo el régimen de "Separación de Bienes", el que, en palabras simples mantiene como propios todos los bienes que el cónyuge adquiera por separado aún estando en "sociedad" con su pareja. Eso por si es que ocurriera la eventualidad de que el matrimonio cese. O sea, nos casamos, estamos seguros que queremos compartir el resto de nuestra vida con alguien, pero a la vez tomamos el resguardo de algo que podría llegar a ocurrir con cierta probabilidad. "Ser realistas" resulta Muchas veces la justificación para la elección del mentado régimen, pero ¿no sería más lógico ser realistas un paso antes ? Es decir, para que adquirir un compromiso de porvida si existe una probabilidad no menor de que no sea la muerte quien nos separe ? Valió la pena tomarse el tiempo e investigar. Existen antecedentes del matrimonio como lo conocemos desde el año 30 d.c., momento de la historia en el que la expectativa de vida alcanzaba 38 años. Claramente decir "para toda la vida o hasta que la muerte nos separe" en ese momento de la historia resultaba algo más fácil y a corto plazo que en la actualidad, donde la expectativa de vida duplica tranquilamente dicha cifra. Pero se puede ir un poco más allá, Algo pareciese cambiar en la sicologia de un individuo que adquiere un compromiso perpetuo. "Vida de casados" u "hombre de familia" parecieran ser especie de condenas a restringir el comportamiento salvaje y aventurero de los años previos, incluso como pareja. ¿que es entonces lo que nos hace cambiar nuestra manera de actuar, luego de llevar a cabo el acto contractual? más aún habiendo estado tan lleno de ilusiones durante los meses previos? Hace algún tiempo desafié durante una junta, a uno de mis amigos que esta por casarse, a darme un solo buen beneficio que se obtenga a través del matrimonio civil, que no le hubiese dado antes el noviazgo. La pregunta luego es, ¿por que la gente se sigue casando? Parece ser que la ilusión del que realmente resulte eterno, el compromiso que ello implica y más aún, la demostración de seguridad ante la sociedad al adquirirlo puedan tal vez ser algunas de las razones más potentes, aun cuando siendo realistas, dejamos en el mismo contrato, en forma explícita, que esto podría no resultar para siempre.
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