viernes, 5 de febrero de 2016

Instructivo Sobre la Escritura

Si puede tenerse un pensamiento más genuino ahora sería: quien soy yo para hablar de escritura y en efecto, actualmente no ostento publicación alguna ni premio relacionado que me de autoridad para hablarle de este asunto, más si el lector da una segunda mirada, comprenderá que, así de persona natural que escribe, como usted, bien se puede hablar con cierta autoridad del tema en cuestión.

El siguiente pues es un instructivo breve sobre algunas consideraciones que el autor considera útiles a quien, como él,  dígase cualquier persona natural, decidiera por legítimo deseo, aventurarse a la redacción de un escrito.

1

Siéntese, escribir parado y si se carece de apoyo puede resultar notablemente incómodo, pudiendo incluso transformarse en causal de la enorme tragedia de perder las ganas de escribir.

2

Procure buena luz ya que la ausencia de la misma hacen en la práctica el aumento en el riesgo de escribir letras demasiado juntas o demasiado separadas o incluso una sobre otra, ni hablar de que el texto tenga mas de una línea con lo que él asunto se complejiza de manera exponencial, agregando además del ya dicho muy junto, muy separado o muy encima, el no pequeño problema de que las letras pierdan su alineación y varíen su altura y que si de producirse este fenómeno en forma reiterada y con un desvío periódico y constante, el de que  la línea cambie su rumbo y descienda o ascienda, por lo general la primera, condena pues al resto de las líneas a adoptar tal tendencia para evitar entrecruzarse dando como resultado final un texto con apariencia triste o sombría, independiente de su contenido.

3

Consiga un lápiz y una hoja, de preferencia en blanco. Este punto podría considerarse entre el punto uno y dos, no obstante, eso sólo en el caso de que se dispusiera de tales elementos sobre el escritorio, suponiendo que estamos sentados en frente de uno de ellos. De no ser como anteriormente se detalla, se recomienda modificar el orden ya que, de no tenerse cerca, el procurar papel y lápiz, una vez ya sentado, podría resultar particularmente difícil.

4

Una vez sentado y si es que se han seguido en forma correcta los pasos anteriores, será sencillo continuar con la tarea.

Coloque letras, una al lado de la anterior, a la misma altura y agrupadas en palabras tal como se ejemplifica más arriba. Las palabras deberán tener, de preferencia tanto vocales como consonantes, ya que las que carecen por completo de alguna de las dos, terminan siendo difícil de leer, entorpeciendo la lectura hasta hacerle ilegible en los casos más graves (lease Krtzbrgr por ejemplo).

Es prudente también que las agrupaciones de letras que contengan tanto vocales como consonantes, adquieran un orden sistemático formando lo que más tarde conoceremos como "palabras", no obstante si se ha logrado reunir agrupaciones de letras de distinto tamaño colocadas en orden, una al lado de la otra, estará usted en presencia de un avance.

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5

No haga tal de escribir entre líneas. Esta práctica a veces incluso mal vista y que además aumenta en forma considerable la posibilidad de hacer dobles lecturas, conduce a un texto atochado,  sobrecargado,  repleto y por consiguiente poco amigable y difícil de seguir.

6

Se aconseja no alterar el orden de los pasos anteriormente descritos con excepción de los primeros tres. El paso dos podrá ser obviado si se dispone de luz natural, sin embargo se advierte que esta situación pudiese no ser permanente por lo que se aconseja no fiarse si se pretende escribir un período prolongado de tiempo. De cualquier modo y dada la naturaleza cíclica de los movimientos planetarios, todo cambio en la iluminación relacionado a estos ciclos será de carácter reversible.

7

Será tarea compleja y muy probablemente motivo de un segundo instructivo para niveles más avanzados el que nuestras "palabras" agrupen sus letras en un orden que permita ser leídas y estas a su vez, sepan ser colocadas formando "frases", nuevo tipo de agrupación que les permitirá ser utilizas más en conjunto y de esta manera expresar "ideas". No se desanime, si logró usted llegar a completar el punto cuatro sin inconvenientes, considerese aventajado, hay quienes no lograron pasar del punto uno en su primer intento.

FIN

jueves, 4 de febrero de 2016

Jerry

Jerry

Jerárquicamente en la empresa,  Aristia tenía un puesto muy inferior al de Huidobro, no obstante, nunca consiguió tratarle con el respeto que los superiores se merecen ya que ambos habían sido alumnos de la misma clase desde los primeros años,  hasta que terminado el colegio y tenían esa especie de relación de hermanos que se forma con la gente con la que se comparte toda la infancia.
Por este mismo hecho, dato del que muy pocos tenían conocimiento, logró hacer entrar a Aristia a la empresa a pesar de que los otros dos de la terna eran notoriamente más calificados para el cargo y tuvo que dar cuenta y excusas de esto a su jefe directo atribuyendo la decisión a algo que llamó instinto profesional. Algo que, dicho sea de paso, quedó en cierto modo institucionalizado y ahora el resto de los funcionarios utilizaban a menudo como argumento cuando querían explicar algo que no tenía una explicación muy lógica o bien que era lisa y llanamente una equivocación.

En la intimidad,  es decir, cuando quedaban solos, Claudio Aristia llamaba por su apodo colegial a Huidobro y este, no sin cierta incomodidad, también cambiaba el trato hacia él,  recordando aquella confianza que siempre hubo entre ambos durante la niñez.

Una tarde  de viernes, en la que ambos creyeron estar a solas y habían adoptado su manera coloquial de comunicarse,  en una discusión de tan poca relevancia, que no valdría la pena hacer aclaros del objeto de la cuestión, fueron sorprendidos por Olivia, una de las más antiguas funcionarias de la pequeña empresa,  ingeniera comercial y sobrina del dueño. Desde atrás de un escritorio en desuso y camuflada entre un par de pantallas de computadora de esas antiguas, lo que dada su escasa estatura, le fuera en ese momento favorable para no ser advertida, se escuchó una hilarante carcajada seguida de una pregunta con voz todavía más aguda -¿Jerry? ¿como Jerry Louis? -si la cago, pensó Aristia, mientras esbozaba el típico gesto de mostrar los dientes en algo que pareciera ser una sonrisa culposa que dirigía hacia el superior en cuestión.

Cuatro días más tarde y solo por que el lunes fue feriado, todo el resto del personal, incluyendo al dueño y a la persona del aseo, adoptaron esta forma para dirigirse a Huidobro que, en honor a la verdad, jamás tuvo parecido alguno con el comediante.

FIN